Ilusión. Asombro. Admiración. Sorpresa. Fueron algunas de las expresiones más repetidas en las caras de los suscriptores que la semana pasada asistieron a la sesión que el Circo Alegría ofreció para el Club del Suscriptor.

La magia del circo regresó un año más a Palma en una de las citas que se ha convertido en tradicional e ineludible en el calendario festivo prenavideño de Ciutat. Familias de suscriptores se unieron a un encuentro muy esperado, sobre todo por los más pequeños de la casa, que se convirtieron en auténticos protagonistas de la jornada. La incredulidad de ver lo imposible a través de espectaculares números y la ilusión en todo su esplendor se apoderaron de las caras de los más pequeños, que no salieron de su asombro en las casi dos horas que duró el espectáculo circense. Ver a los niños con la boca cerrada fue prácticamente un imposible durante toda la función. Aunque no fue solo cuestión de niños. Como siempre, el circo consigue trasladar a todo el mundo a una realidad paralela en la que se consigue dejar atrás todos los problemas y rememorar aquellos tiempos donde la inocencia de la niñez hacía brillar como nunca cualquier puesta en escena.

Y eso es lo que pretende el Circo Alegría con su nuevo espectáculo Circus, un viaje a través del tiempo en un recorrido por la historia del circo. Al llegar a la carpa de Son Fusteret, los espectadores se trasladaron a finales del siglo XIX, cuando los carromatos del circo viajaban de ciudad en ciudad cargados de alegría para desplegar todo su esplendor.
Bajo la impresionante carpa del Circo Alegría, artistas internacionales, procedentes de 20 países distintos, se encargaron de acompañar al público en su particular viaje en el tiempo a través de actuaciones inverosímiles, contorsiones imposibles, espectaculares saltos en trapecio, habilidosos malabarismos, los añorados trucos de magia, los inolvidables y divertidos payasos con los que el circo no sería el mismo gracias a su particular humor, números de altura... Y un largo etcétera de actuaciones que consiguieron las ovaciones del público más exigente. Emocionantes saltos de altura con colchonetas arrancaron expresiones de ‘bravísimo’ de algún que otro niño que no podía contener su asombro. El baile también acompañó los sueños de aquella tarde con demostraciones de claqué y música Charlestón, entre otros.

Además, presentaron la gran novedad de este año por primera vez en la pista de un circo: osos polares animatrónicos. Sin duda, es una de las atracciones más impactantes y novedosas de esta edición que hizo las delicias de los más pequeños. La directora artística de la compañía, Dicky Faggioni, explicó en una reciente entrevista a este medio que para «recrear el número de osos blancos de la famosa Ursula Böttcher, investigamos las necesidades técnicas para dotar de realismo a estos animales». Y sin duda lo han conseguido con nota. Dos osos de dos metros de altura, acompañados de su propia domadora, simularon los números de la reconocida artista circense y adiestradora alemana Ursula Bötcher, que llegó a actuar con doce osos polares de forma simultánea, a los que alimentaba dándoles de comer de su propia boca.

En Circus participan «artistas de talla mundial llegados desde todos los rincones del planeta», afirma Faggioni. En total, más de 40 artistas, entrenadores y técnicos trabajarán en Son Fusteret para dar vida a la ilusión de la Navidad.

Los constantes cambios de vestuario tampoco pasaron desapercibidos entre los asistentes, que disfrutaron de una velada enternecedora como las que se vivían en los circos de toda la vida. Además, ellos, el público, formó parte activa del show, puesto que en varias ocasiones se reclamaron ayudantes para participar y colaborar con los números.

Un momento muy especial en la jornada circense del pasado 7 de diciembre fue la llegada del particular sorteo del Club del Suscriptor, llevado a cabo por Mamen Oliver y Ana Pintos. Ambas acudieron en representación del Club para dar la bienvenida a la gran familia de suscriptores a este particular viaje a través del tiempo. Para el sorteo, contaron también con la inestimable ayuda del presentador del circo y su ayudante.

«Mientras podamos dibujar sonrisas en vuestros rostros, el circo seguirá viniendo» afirmaron desde Circo Alegría al finalizar el espectáculo, y es que nunca habrá nada que brinde lo que un espectáculo en directo nos hace vivir.